La comunicación no compartida

Hay un relato de Anton Chéjov titulado "La tristeza", publicado en 1885, Pulsa Aqui, que ilustra estremecedoramente cómo el aislamiento y la soledad son la peste de nuestro siglo, con el agravante de que nadie parece saber la fórmula para detener una de las mayores causas de sufrimiento de la sociedad occidental.
Y es que, aunque no es posible vivir sin los demás, hay muchos tipos de solitarios. Así, están solos aquéllos que han perdido, por alejamiento, ruptura o muerte, una relación afectiva profunda con otro ser, o los que se alejan de otras personas por miedo a ser rechazados. Lo mismo les sucede a aquellos que por triunfar -o tal vez simplemente por subsistir- no han tenido tiempo de aprender a convivir. O los terribles casos de los que son marginados por su raza, minusvalía, enfermedad, pobreza... El consuelo es que hay muchas maneras de intentar huir de la soledad.
Lo difícil está en encontrar esas maneras y aprender que los elementos que intervienen en la comunicación son bidireccionales.